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Sustentabilidad: cómo se genera energía en base a purines

Sustentabilidad: cómo se genera energía en base a purines

En los últimos años la industria ganadera ha dado un giro, impulsada por las tendencias mundiales de cuidado del medioambiente, a enfocar sus esfuerzos hacia la sustentabilidad de procesos. Poco a poco se han ido incorporando nuevas prácticas orientadas a la protección del ecosistema y a la disminución de las externalidades negativas generadas por el propio funcionamiento de las empresas del rubro. 

El sector agroganadero enfrenta actualmente grandes desafíos que obligan a que todos los actores se replanteen de manera urgente la manera en que se han diseñado los procesos hasta hace poco. La demanda de producción de parte del mercado continúa empujando a un crecimiento continuo, pero con un requisito adicional: en adelante, el desarrollo deberá ser llevado a cabo de forma sustentable. 

Los procesos tendrán que ser capaces de responder a las exigencias de consumidores informados, preocupados por el ecosistema y por la manera en que se llevan a cabo los procedimientos de producción. 

En Lo Valledor hemos entendido que estos cambios son urgentes, que deben responder a la comunidad y también al propio funcionamiento de las granjas. Dentro de las técnicas de crianza de ganado vacuno que hemos integrado se encuentra el empleo de purines de ganado porcino para generar fertilizantes y energía limpia. Esta utilización es una oportunidad de transformar de forma inteligente los desechos orgánicos de la granja: estos pasan de ser un gasto a una herramienta de trabajo que aumenta la producción, reduce costes y funciona de manera circular.  

Los purines son los residuos de las excreciones de los cerdos en conjunto con las aguas de lavado de los pabellones donde estos se encuentran. Hasta hace poco los purines eran considerados problemáticos debido a que el manejo de los mismos era deficiente: son residuos muy contaminantes que generan gases tóxicos, dañan los suelos y aguas, y producen malos olores. 

Sin embargo, procesos innovadores han permitido obtener de ellos, por una parte, biogás -el cual permite producir energía eléctrica y calórica- y por otro, biofertilizante, empleado para nutrir y potenciar los suelos. El empleo de los purines con un fin productivo como una técnica de crianza de ganado vacuno tiene beneficios industriales, comunitarios y medioambientales. Pero, ¿cómo se generan estos subproductos?

Transformando residuos

La gestión de los purines parte desde el tipo de alimentación que se le proporciona a los animales, ya que se necesita que los purines contengan ciertos nutrientes para ser usados posteriormente. Para ello, los animales se alimentan con una dieta de base vegetal, lo que disminuye la concentración de nitrógeno y fósforo. También se reduce el consumo de agua para limpiar pabellones. El tratamiento por el que se opta depende de las necesidades del suelo. 

Biogás

Para producir biogás los purines se depositan en “biogestores”, es decir, en cámaras que contienen bacterias que fermentan la materia, creando metano y otros gases. Estos gases luego se depuran y queman, generando calor o electricidad mediante una turbina. El proceso en los biodigestores se realiza en ausencia de oxígeno, estando estos cerrados herméticamente. Este proceso dura unos 30 días. 

El resultado es un gas limpio que disminuye la emisión de gases de efecto invernadero. En comparación, el CO2 generado al quemar el biogás tiene un efecto invernadero 21 veces menor que el metano que producen los purines al aire libre. 

El biogás puede emplearse en calderas, como combustible para vehículos, para generar electricidad, para ser usado en redes de gas natural o para ser usado en la síntesis de metanol.

Fertirriego

Al combinar los purines de cerdo con el agua de riego de los campos, estos tienen las capacidad de funcionar como fertilizantes. El proceso requiere que los purines sean compostados durante un par de meses antes de ser combinados con el agua de riego. Cuando esto se realiza y efectivamente se riegan los terrenos, normalmente se lleva a cabo en primavera y otoño, ya que en estas estaciones los suelos tienen mejor y mayor absorción. 

El fertirriego proporciona nitrógeno, fósforo y potasio al suelo, lo que potencia el crecimiento de las plantas. Cabe aclarar que este tipo de fertilización no afecta el sabor del pasto ni daña la calidad del alimento consumido por los animales. 

El fertirriego tiene variadas ventajas, entre las que destaca el ahorro en costos de producción, el aumento de la producción gracias a los nutrientes del purín, la mejora de los suelos y el incremento de la cantidad y calidad del agua de riego.

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