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Imperdible: los 4 mejores cortes de vacuno para cacerola

Imperdible: los 4 mejores cortes de vacuno para cacerola

En cosa de gustos no hay nada escrito: si bien una de las formas más populares de preparar los corte carne vacuno es a la parrilla, muchos también prefieren la versión a la cacerola por su jugosidad y sabor inigualables.

Además, las preparaciones de carne a la olla son mucho más cómodas de realizar en una cocina promedio, sobre todo considerando las restricciones de tiempo y espacio que la vida actual impone a las personas.

Para los amantes de la carne de vacuno a la cacerola tenemos excelentes noticias. En total se pueden dividir en 27 los cortes que se extraen del vacuno y de ellos 22 son adecuados para ser cocinados a la cacerola

Démosle una mirada a los mejores de esos 22 cortes de vacuno para preparar a la cacerola. La idea es que sorprendas a tus comensales y a tu propio paladar con esta cómoda y exquisita forma de preparar la carne roja.

Ahh, y para terminar hay una breve receta básica, todo para que a la hora de enfrentarse a las perillas de la cocina y las ollas, no sea la improvisación la que guíe los pasos del cocinero.

Lomo vetado

Era que no: el lomo vetado extiende los dominios de su reinado directamente desde la parrilla hasta la cocina para ser preparado a la olla.

Este corte se extrae de la región dorsal de los novillos, limitando en su parte delantera con el huachalomo y por atrás con su hermano: el lomo liso.

De forma rectangular, la pieza de lomo vetado destaca, como ya todos sabemos, por su inigualable infiltración de grasa, la que le otorga un sabor y una ternura únicos. 

Es sólo cosa de atreverse a cambiar la parrilla por la cacerola para probar cómo queda este noble y popular corte. Te aseguramos que no te arrepentirás.

Osobuco

Un verdadero clásico en preparaciones como cazuelas y estofados, el osobuco es una de esas carnes que son fieles a la cacerola y a ninguna otra forma de preparación.

Este corte corresponde a una parte de la región de la pierna de los novillos, lugar desde donde limita con el abastero.

Se caracteriza por un agradable y particular sabor, así como por presentar un hueso de forma redondeada que al medio contiene una porción de médula que sólo vuelve más sabrosa su preparación. 

Si se quiere probar algo diferente sin tener que recurrir a otras carnes diferentes al vacuno, el osobuco de seguro lidera la carrera.

Entre paréntesis: clásico es disfrutar todo el sabor de su médula en un buen pedazo de marraqueta. 

Plateada

Perfectamente podríamos considerar a la plateada como la madre nacional de los cortes de vacuno a la cacerola: sólo basta ver la cantidad de publicidad en restoranes que suele adjudicarse el mote de “la mejor plateada a la olla”.

El corte de plateada corresponde a la parte inmediatamente inferior a la malaya, ubicada en la zona lateral del pecho del novillo. Destaca por su forma rectangular y aplanada. 

Bien preparada, la plateada a la cacerola es sólo exquisito sabor cárnico complementado con una extrema blandura.

Choclillo

La carne por excelencia para preparar otro clásico nacional: la mechada. El choclillo es un corte ubicado en el hueso paleta, abarcando su cara más externa y anterior.

De color rosado oscuro y forma redonda y alargada, el choclillo presenta más bien poca grasa. Como dato: después de preparado se puede deshilachar para hacer deliciosos sándwiches. 

La receta básica

Lo primero que no hay que hacer a la hora de preparar una carne a la cacerola es eliminar totalmente la grasa que posea el corte. Si hay exceso de grasa, hay que sacar un poco, pero si la eliminamos toda, pondremos en riesgo la sabrosura y enjundia que caracterizan a esta forma de preparar el vacuno.

Lo segundo es echar un chorrito de aceite en una olla y calentar muy bien a fuego alto para sellar el corte de carne por todas sus caras. Anterior a este paso es conveniente adobar la carne con sal y aliños a gusto.

Una vez dorada la carne, retirarla de la olla para ahora dorar cebollas partidas en cuatro y rodajas de zanahoria junto con uno que otro ajo

Posteriormente incorporar la carne y un poco de agua (ojo con el agua, es para que aporte humedad, pero si agregamos mucha vamos a terminar hirviendo la carne, alterando así su textura y disminuyendo su sabor). 

Cocinar con la olla tapada a fuego medio por entre 90 y 120 minutos o hasta que la carne esté bien blanda. Y si es en olla a presión, el tiempo de cocción disminuye considerablemente a unos 50 minutos. Servir con la guarnición de preferencia como arroz, puré o, simplemente, papas cocidas. 

 

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