Conoce los Churrascos Lo Valledor y su preparación
La importancia de los cortes queda patente en actividades tan diferentes como lo son la moda, el cine, la peluquería y, por supuesto, la gastronomía. Así es como gracias a los diferentes cortes que se les pueden aplicar, los alimentos cambian no sólo su presentación, sino también la experiencia que brindan a los paladares.
Tomemos de ejemplo una cebolla: primero tenemos el corte pluma que suele acompañar al tomate para formar la ensalada a la chilena. Otro corte es en cubitos para cuando se quiere hacer un sabroso pino de empanadas o bien para un tradicional y veraniego pastel de choclo. Finalmente está el corte en aros, muy adecuado para preparar esa exquisita versión apanada y frita llamada originalmente como aritos de cebolla o simplemente para complementar una ensalada mixta junto a tomates cherry y lechuga.
En total son tres tipos de cortes que convierten al mismo alimento en un “producto” distinto, todo gracias a la acción de un buen cuchillo y las manos de los expertos cocineros.
Tal como con la cebolla es lo que sucede con la carne. Sólo basta aplicar un corte en particular para convertir la misma pieza o tipo de carne en una experiencia diferente para los comensales. Muy distinto es saborear una pieza entera de vacuno cocinada al carbón y probar la misma pieza cortada en cubitos en algún pino o guiso.
Y si de cortes de vacuno estamos hablando, la versión en churrasco es la que se lleva, por lejos, todos los galardones. Gracias a estos finos cortes es que la comodidad al momento de comer se hace presente, transformando así la carne en un producto que puede ser consumido prescindiendo de un cuchillo que la troce, algo muy adecuado cuando nos toca enfrentarnos a algún delicioso sándwich de carne del tipo italiano, dinámico o completo.
Por suerte, en Lo Valledor sabemos de cortes culinarios. Por ello contamos con la versión en churrasco de la carne de vacuno. Veamos a continuación lo que tenemos reservado en churrasco para las mesas de los hogares chilenos.
Tipos de churrascos Lo Valledor
Un churrasco, palabra que también se utiliza para nombrar a un tipo de sándwich, es un corte de carne de vacuno que se diferencia de un bistec por ser mucho más delgado.
Esta presentación de la carne se utiliza principalmente en preparaciones de comida rápida como lo son los “churrascos” (ojalá no nos enredemos) y las chorrillanas, básicamente por lo grata que resulta al paladar y por la facilidad que otorga al momento de comer, en comparación con otras versiones más gruesas de la carne que exigen el uso de cubiertos como tenedor y cuchillo.
En Lo Valledor son varios tipos de churrasco con los que contamos. Te presentamos tres. El primero es el churrasco de ganso que se presenta congelado en cajas de 4 kg. El ganso, como pieza entera, es de forma rectangular y muy blando, destacando por ser apto para la cacerola y la sartén, además de preparaciones como mechada y tártaro.
En segundo lugar están los churrascos Lo Valledor de posta rosada. Al igual que el anterior, se presenta congelado en cajas de contundentes 4 kg. La pieza de la posta rosada se ubica en la parte anterior del muslo, limitando por delante con la punta de picana, hacia atrás con el pollo ganso y hacia arriba con el asiento de picana. De forma ligeramente redonda, la posta rosada resalta por poseer poquísima grasa y por ser adecuada para cocinarse a la cacerola, al horno y a la sartén.
Completando el podio está la estrella máxima de esta versión de la carne de vacuno: el churrasco de asiento. Esta pieza extremadamente blanda y magra brinda la mejor carne para churrasco. Su atractivo color rojo oscuro pega bien en preparaciones que pueden ser a la cacerola, al horno y, por supuesto, a la sartén. En Lo Valledor lo puedes encontrar, al igual que las dos versiones anteriores, en cajas de 4 kg de peso de pura carne congelada.
Sea en cualquiera de sus versiones, los churrascos Lo Valledor son la mejor alternativa si se quiere acceder a un producto cómodo de preparar y degustar. Sólo basta llevarlo a la sartén con un chorrito de aceite y una pizca de sal, y por qué no un poco de ajo, para después de unos breves minutos disfrutar de una carne tierna, fresca y, por sobre todo, muy deliciosa, incluso tanto como los cortes de vacuno para la parrilla.